El aire contaminado afecta el desempeño de los trabajadores

Dolores de cabeza, fatiga y falta de concentración en el trabajo pueden ser señales de que el aire dentro de los espacio de trabajo está afectando el desempeño de las personas.

En muchas empresas es común que cuando una persona se enferma de alguna gripa o alergia, afectar por lo menos a las personas que se encuentran más cercanas y por increíble que parezca, los jefes no se dan cuenta que las condiciones internas que van desde un aire acondicionado en malas condiciones o una insuficiente ventilación, son la causa de que se incuben virus causantes de diversas enfermedades.

Casi todas las actividades que realizamos diariamente, desde educativas, laborales o de ocio, obligan a la permanencia prolongada de la población en todo tipo de edificios, salones e instalaciones urbanas. De acuerdo a la OMS, la población de las ciudades pasa entre 80% y 90% de su tiempo en ambientes cerrados, cuyo aire está contaminado incluso en mayor grado, lo que puede ocasionar graves problemas para la salud.

Según estimaciones de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense (EPA) los niveles de contaminación en ambientes cerrados puede llegar a ser de 10 a 100 veces más elevados que las concentraciones exteriores, lo cual aunado a las condiciones operativas no adecuadas de sistemas de ventilación y recirculación de aire, refrigeración y/o calefacción, hacen prever un problema potencial de la calidad del aire dentro de dichos espacios.

La contaminación de los ambientes interiores de los edificios es la causa de múltiples problemas de salud de variada naturaleza, que pueden abarcar desde una simple fatiga o molestia, hasta síntomas compatibles con alergias, infecciones y cáncer, entre otras. Incluso algunos virus como el de la influenza es más probable que lo adquiera una persona en espacios cerrados, ya que los niveles de concentración de la contaminación actúan como una incubadora del virus.

Los síntomas que se relacionan con una deficiente calidad del aire en el interior de un edificio y que podrían mermar la productividad de las personas son: dolor de cabeza, mareos, náuseas, fatiga, piel seca, irritación de ojos, congestión de senos nasales y tos. Es a menudo difícil diferenciar entre los causados directamente por el medio ambiente y los de origen psicológico. No hay que olvidar que un aire de pobre calidad provoca disconformidad, pudiendo desencadenar reacciones psicológicas complejas, cambios de humor, de estado de ánimo y dificultades en las relaciones interpersonales.

La sintomatología presentada por los afectados no suele ser severa y, al no ocasionar un exceso de bajas por enfermedad, se tiende a menudo a minimizar los efectos que, sin embargo, se traducen en una situación general de disconformidad.

En la práctica, estos efectos son capaces de alterar tanto la salud física como la mental del trabajador, provocando un mayor estrés y con ello una disminución del rendimiento laboral. Para describir estas situaciones, cuando los síntomas llegan a afectar a más del 20% de los ocupantes de un edificio, se habla del “Síndrome del Edificio Enfermo”.

En la actualidad se admite que aquellos ambientes que no disponen de ventilación natural y que están cerrados, para conseguir un mayor rendimiento del sistema de aire acondicionado, pueden ser áreas de exposición a contaminantes.

Las altas concentraciones de dióxido de carbono (CO2) en el aire de las oficinas puede enfermar a los trabajadores y reducir su nivel de concentración, señala un estudio de la Universidad de Middlessex, Inglaterra.

El alto nivel de CO2 puede causar dolor de cabeza, problemas en la vista y una sensación general de cansancio, añade la investigación, hecha entre esa universidad y la consultora KPMG. Julie Bennett, responsable de salud en la firma consultora aseguró que son muchas las oficinas con altos niveles de CO2. “Si los trabajadores se sienten somnolientos, apáticos y sin poder concentrarse en la oficina en la oficina, puede que no sea por la rutina o la tensión sino por los altos niveles de CO2 en el aire”.

De acuerdo a un nuevo estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard, la mala calidad del aire en edificios convencionales puede reducir las funciones cognitivas de quienes están dentro de estos. Dentro del estudio cuando la calidad del aire contenía menos dióxido de carbono y compuestos orgánicos volátiles el desempeño de los participantes fue 61% mejor.

Fuente: EPA, Subdirección General de Sanidad Ambiental y Epidemiología de España, EFE.