Los formaldehídos son uno de los contaminantes más importantes que podemos encontrar en el aire dentro del hogar. Conoce cómo evitar que te afecte a ti y a tu familia.
Gracias a sus propiedades aislantes y a su resistencia, el uso industrial del formaldehído, un componente que puede resultar tóxico, se ha generalizado en productos tan diversos como materiales de construcción, pinturas, prendas textiles, madera conglomerada o servilletas de celulosa.
Los muebles de conglomerado utilizan formaldehídos, en general como adhesivo. Por ello, si es posible, tras su compra conviene dejar que se aireen en espacios sin habitar o al aire libre. La madera maciza o las fibras naturales no contienen este compuesto, por lo que son una alternativa para el mobiliario en casa. Una solución intermedia la constituyen los productos de madera conglomerada con bajo nivel de formaldehído.
Los materiales vinílicos para revestimientos y alfombras sintéticas pueden contener formaldehídos para hacerlos más resistentes a las manchas. Las fibras vegetales o la lana no emiten este compuesto.
La industria textil también se vale de este compuesto como conservante y para evitar arrugas o manchas. Se puede encontrar en diversas prendas del hogar, como colchones, toallas o tapicerías. En este caso, el contacto puede ser tanto directo con la piel como por inhalación. Como alternativa se puede buscar prendas con fibras ecológicas y naturales, y evitar la ropa con propiedades anti-manchas y anti-arrugas, que utilizan a menudo formaldehídos.
Los sistemas de limpieza en seco también suelen utilizar este compuesto como disolvente en las prendas. Por ello, es recomendable colgar la ropa en un lugar ventilado durante unos días después de haberla traído de la tintorería.
Los productos de limpieza, cosméticos y de higiene personal también se valen de formaldehídos para combatir las manchas o la humedad. Los pañuelos, servilletas y papel de celulosa, los desodorantes, geles, champús, jabones, detergentes, desinfectantes, ambientadores, etc. pueden contener este compuesto. El uso de estos productos se puede reducir, ya que en ocasiones se abusa de ellos.
Por último, el tabaco emite formaldehídos, se debe evitar fumar en lugares cerrados y no hay que permanecer en habitaciones donde se sepa que hay fumadores habituales.
La exposición a bajas concentraciones de formaldehídos durante un amplio espacio de tiempo puede aumentar la sensibilidad tanto a este producto como a otros que provocan alergias. La contaminación por formaldehídos puede ser silenciosa en el interior de las casas durante años.
Los síntomas en el cuerpo se pueden confundir con los del resfriado, gripa o alergias. Los más evidentes a la exposición a los formaldehídos son: irritación de ojos, la nariz, la garganta y lagrimeo.
Fuente: Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA), Fundación Eroski.